Faye Donald

MI TRAVESÍA GBT

Por Faye Donald, Higienista Dental - Reino Unido

Faye Award

En este preciso momento estoy sentada en la terraza de una pequeña cafetería con vistas al inmenso y hermoso lago de Ginebra. Es una fría tarde de febrero y, aun así, he preferido sentarme en una mesa en el exterior. Doy sorbos a una pequeña copa de vino tinto y, en el lado izquierdo de mi cálido y grueso abrigo, llevo una chapa que me dieron en la visita que hice hace poco a la sede central de EMS. Pone: «I feel good» (Me siento bien).

Sonrío al reflexionar sobre mi viaje hasta ahora; un viaje que creía acabado cuando, de repente, caí de forma inesperada en un nuevo sendero de lo más emocionante. Imagínese esto: me había graduado en la Facultad de Odontología hace unos 14 años, pensaba que había llegado lo más lejos posible en mi carrera, era una persona honrada, trabajadora, amable y buena en mi trabajo. ¿Me convertía eso en una persona con éxito? ¿O solo en una persona «lo suficientemente buena»?

Era duro. La consulta dental general era un trabajo duro; una lucha continua. Las normas eran cada vez más estrictas, el tiempo cada vez más limitado y los presupuestos cada vez más ajustados. Me esforzaba por seguir motivada y me temo que mis pacientes también lo hacían. Casi sentía que había herramientas de sobra, aconsejadas además por todo el mundo, para tratar la periodontitis activa, pero yo simplemente no estaba centrada en el mantenimiento de los pacientes. Reforzaba y volvía a tratar lo que fuese necesario, y confiaba en la suerte.

Sin embargo, en el mundo de la odontología se estaba produciendo un cambio que necesitábamos desde hacía mucho tiempo: un cambio en nuestros métodos de tratamiento. Con una lentitud desesperante, fuimos testigos del declive de la instrumentación, que se vio reemplazada por modalidades de tratamiento mínimamente invasivas. Replanteándonos lo que nos habían enseñado, salimos con cuidado de las sombras de un tratamiento obsoleto en dirección a un enfoque moderno, innovador, basado en resultados y centrado en el paciente. De repente, estábamos hablando sobre el biofilm en lugar del cálculo; estábamos ofreciendo instrucciones sobre higiene bucodental antes de utilizar ultrasonidos. Se estaba produciendo una revolución ante nuestros propios ojos.

Descubrí AIRFLOW® por primera vez cuando cambié de consulta, no tardó en gustarme. Poco tiempo después, ya usaba AIRFLOW® con todos mis pacientes y veía ante mí bocas más limpias y unos pacientes más satisfechos. Aunque al principio lo usaba por sus beneficios en la eliminación de las manchas, investigué un poco más y, sobre todo, leí estudios sobre los polvos periodontales. Lo probaba una y otra vez y parecía no hacer ningún mal. Gran parte del cambio vino impulsado por los propios pacientes, pues ellos empezaron a pedírmelo al ver y sentir la diferencia de primera mano.

Los pacientes empezaron a pedir citas específicamente conmigo, ya que notaban que el agradable tratamiento con AIRFLOW® les dejaba la boca mejor que nunca. Se percataban de que después de venir a mi consulta, tenían un menor grado de sangrado y la boca más limpia. Fuí ganando confianza a medida que me familiarizaba con las indicaciones clínicas que podía abarcar mi AIRFLOW®, y lo usaba en zonas a las que era difícil llegar, en lugares que antes no respondían al tratamiento y en zonas con periimplantitis en las que ya no sabía qué más hacer. Me di cuenta que ya no estaba mirando un problema; estaba buscando una solución.

 

SDA UK

De repente me sentía como si hubiese vuelto a nacer; estaba ilusionada y entusiasmada con mi trabajo. Cuanto más usaba AIRFLOW®, más me impresionaba: los tiempos de tratamiento eran cada vez más cortos y, sin embargo, los resultados mejoraban. Estaba deslumbrada por el potencial del AIRFLOW® y la idea de lo lejos que podíamos llegar. Ahora bien, no parecía haber una dirección clara sobre cuándo era más apropiado usar el AIRFLOW®. Estaba experimentando con él, pero sin contar con mucha orientación.

Y entonces, en 2015 se presentó el increíble método Guided Biofilm Therapy (GBT). EMS me invitó a Suiza a asistir a la inauguración de este ansiado concepto como defensora del AIRFLOW®. Estaba sentada en aquella sala, sintiéndome como si estuviese descubriendo el Santo Grial. Esta era la hoja de ruta que todos echábamos en falta. Vi presentaciones de especialistas mundialmente conocidos que habían hallado el éxito con el AIRFLOW®. Al principio me sentí abrumada por tener que hablar en el mismo programa que ellos, pero cuando mostraron sus casos clínicos, me di cuenta de que mis resultados eran similares a los suyos.

Cuando me llegó el turno de hablar, me sentí orgullosa de mostrar mi trabajo, así que mantuve la cabeza bien alta y les expliqué lo que sabía. AIRFLOW® era el denominador común, el puente que conectaba al especialista con el higienista.

Al regresar a la consulta dental, tenía la confianza renovada. Tomé el protocolo GBT y añadí mi toque especial. Dejé de hablar de enfermedad y empecé a hablar de prevención. Me sentía capacitada, y motivada, y mis pacientes también.

Me puse en contacto con una consulta que había sido adquirida hacía poco por un dentista joven y entusiasta que buscaba a alguien para renovar su departamento de higiene centrado en el uso de ultrasonidos por cuadrantes. En aquel momento, solo daba citas de higiene para los martes por la tarde, y ni siquiera se llenaban. La consulta estaba perdiendo dinero y se encontraba inmersa en una verdadera lucha por salir a flote.

Presenté el concepto al nuevo jefe, que creía en la creación de una consulta profesional centrada en la profilaxis y la prevención. Tuvo que hacer un gran acto de fe para creerme e invertir en el equipo AIRFLOW®, sobre todo dado el escepticismo de todos los miembros del departamento. Sin embargo, en 12 semanas pasamos de tener reservada una tarde para las citas de higiene bucal que ni siquiera se llenaba a más de la mitad, a necesitar dos días y tenerlos completos. Seis meses después, teníamos tres días a la semana reservados para este tipo de consultas; estábamos al máximo de la capacidad. La demanda era tan alta que nos costaba trabajo seguir el ritmo. Hicimos promociones allá donde pudimos y organizamos jornadas gratuitas de promoción del AIRFLOW® en torno a la GBT para aumentar la concienciación y recaudar dinero para fines benéficos. Nuestro primer día «Venga para una sesión gratuita de AIRFLOW®» fue un tremendo éxito; hubo empresas locales que donaron premios en rifas y los medios de comunicación locales hicieron una retransmisión desde nuestra sala de espera. Fue un éxito rotundo.

Aquel día apliqué tratamiento con AIRFLOW® a 34 pacientes nuevos de forma gratuita. Probablemente era la primera vez que esas 34 personas experimentaban el placer indoloro y los resultados que ofrece el AIRFLOW®. Al cabo de un año, de esos 34 pacientes, 23 eran ya pacientes habituales de la consulta. Quién sabe cuántos negocios se generaron a partir del efecto del boca a boca sobre nuestros métodos y nuestros tratamientos indoloros.

Me sentía motivada por compartir mi conocimiento y desarrollar el potencial de la GBT con otros higienistas del Reino Unido. Entonces empecé a participar en las redes sociales y rápidamente me abrí camino en los foros sobre higiene como la gurú a la que dirigirse en cuánto a consultas sobre el AIRFLOW®. No tardaron en llegarme numerosas solicitudes para realizar cursos y viajé a lo largo y ancho del país aplicando y enseñando el método GBT, y hasta soñé con él.

Para mi más absoluta sorpresa y asombro, en noviembre de 2017 me concedieron el premio a la Mejor Higienista en los Oral Health Awards (premios a la salud bucodental). Me sentí muy honrada; acepté el premio con orgullo y se lo dediqué a las increíbles personas que han convertido el AIRFLOW® en el revolucionario instrumento que es ahora.

Para muchos higienistas del Reino Unido, el día a día en la consulta dental es agotador. Las visitas de 20 minutos no son poco comunes y es muy complicado cubrir en tan poco tiempo la evaluación, la motivación, el raspado completo, el pulido y las instrucciones de cuidado en casa; y esto desmotiva tanto a higienistas como a pacientes. Pero no hay por qué seguir trabajando así. La GBT ha transformado mi consulta dental y también puede cambiar la de otras personas. Incluso me atrevería a decir que no me reconozco con la higienista que era hace cinco años. El tiempo de mis consultas está bien calculado y controlado, y lo más importante: termino el trabajo en el tiempo estipulado. Los tratamientos se llevan a cabo sin ningún riesgo y de la mejor manera. Y lo más importante es que mis pacientes se sienten capacitados y motivados para tomar las riendas de su propia salud bucodental. Siento que tengo el control, estoy inspirada y, como dice el pin de EMS, «I feel good» (me siento bien).

El futuro

Bajo mi punto de vista, se está produciendo una nueva revolución: el éxito del AIRFLOW® y de la GBT. Me encanta compartir los conocimientos, la capacidad y la experiencia adquiridas, como también me encanta proporcionar a los higienistas herramientas para que alcancen todo su potencial. Invito a los higienistas que estén interesados a que vengan gratuitamente a mi consulta para observar y aprender, antes de devolver el favor en sus consultas. No pararé hasta que todos los higienistas del Reino Unido hayan oído hablar de la GBT, ni hasta crear la primera consulta GBT en el Reino Unido. ¡Y después, la llevaré a Estados Unidos! Y si no, ya veréis...